2/8/09

Capítulo. 2

NUEVOS TORMENTOS

Octubre- viernes, 29 de octubre de 2000

Han pasado 19 días desde que encontré aquel indicio del pasado, aquel aroma que me reconforta pero que a su vez me perturba, han pasado 19 días desde que leí aquella carta, los 19 años que tenía cuando la vi por última vez.

Me visto con lo mejor que encuentro, salgo a la calle y miro hacia todas parte, como quien busca algo que adora y ha perdido, no veo nada ni a nadie, mi respiración se acelera, siento angustia, el dolor del pasado y sus intrigas han retornado a mí, como si el suplicio de vivir no fuese ya suficiente. Entro nuevamente a la habitación, para sorpresa mía el gato aun sigue allí, creo que se quedará así que le doy un nombre, " mouse" irónico, solo lo hacía para reírme cada vez que lo llamara; recibo una llamada a mi teléfono, es Carol, mi editora, trabaja para una revista que me contrató, me advierte que se acerca el plazo de entregar un par de libros que me encargaron para este mes.

Tomo una de las botellas de vino que aún me quedan llenas, destapo una y comienzo a embriagarme copa tras copa, contemplando algo que quizá muchos no hubiesen conservado, la fotografía de aquella noche hace ya 10 años.

Entre los estados de conciencia burlona en los que me encontraba, luego de una botella de vino y muchas preguntas, recordé algo, no sé si fuera de importancia después de tantos años, recordé que Sussan siempre me había hablado sobre un viejo sótano en la casa de su tía en una ciudad cercana, por lo general me decía que le gustaba ir allí porque era el único lugar donde encontraba la respuesta a sus preguntas y a sus dudas. No sabía claramente a que se refería, pero podría significar algo ahora que el fantasma del pasado vuelve y toca a mi puerta.

Sábado 30 de octubre de 2000

Aun no me saluda el sol, pero se ven algunos rayos rasgando sus dominios en las alturas.

Tenía que ser muy preciso en las palabras que escogiera recordar, en las imágenes de aquel día, hasta tendría que recordar a quienes vi en su casa aquella mañana.

Le pido prestado el automóvil a Carol, no puede negarse, me debe un favor y solo ella sabe cuál es. Conduzco de 8 a 9 y media, durante el camino traigo a mi presente todas las fracciones del pasado que pueda recopilar, el mundo fuera del auto va a prisa, todo pasa y no tengo la oportunidad de saber a quienes he dejado atrás, ni quiénes serán los que voy a pasar sin saber siquiera sus nombres, solo vistazos de sus rostros deformes, aumentan la confusión de mí y mis recuerdos, de mis tormentos y mis quebrantos. Llego a donde se supone deba estar aquel sótano, aquel lugar al que solo ahora traigo a mi vida, casi como si estuviese dispuesto que alguna vez visitaría o tan siquiera tendría nuevamente un lugar en mis pensamientos; es una casa vieja y sola, se nota que nadie ha estado allí durante mucho tiempo, sin embargo se siente como si estuviese rebosante de calidez, como aquellos lugares de navidad, en donde todos pueden ser tu familia y darte un abrazo, la diferencia es que aquí la única compañía que encuentro son arañas en sus telas, las voces de antiguos propietarios se reduce al chirrido de las bisagras de una puerta vieja y corroída por los años.

Bajo unos escalones, si existe aquel sitio que alguna vez escuché en la voz de mi querida Sussan. Bajo lentamente, esperando los escalones no hayan desvanecido su fortaleza, al llegar abajo prendo una lámpara que alcanzo a divisar, me sorprende que aun haya energía. Las paredes están tapizadas en imágenes, no imágenes cualquiera sino imágenes del pasado, tal vez de recuerdos o de fantasías futuras que nunca pudieron ser, fotografías de Sussan, del cielo, del día y de la noche, de personas que nunca conocí, y que estoy seguro ella tampoco, la humedad ha dañado algunas, no me sorprende, el lugar es muy viejo. En el fondo una mesa, puede que contenga algo que me ayude, me pregunto a mí mismo, si lo que estamos haciendo no es algo exagerado, solo fue una impresión, pudo ser cualquier persona, pero no, esas palabras eran muy claras, nadie más las había pronunciado antes, debemos seguir, y si no hay nada, si solo estoy desvariando por la emotividad de la ocasión, puede ser, pero prefiero tener una sola posibilidad de encontrar algo en las imágenes del pasado a quedarme viviendo este presente sin significado ni sentido, oh dios, debo estar volviéndome loco, tengo una discusión conmigo mismo, hasta donde me has hecho llegar Sussan, hasta donde me harás llegar.

Tres cajones en aquella mesa, en el primero solo hay mugre y cucarachas, en el segundo un par de hojas sin nada importante y en el tercero… vaya sorpresa la que me he llevado, es casi imposible que pueda estar viéndolo con mi ojos, pero si este no fue el lugar donde la dejé... ¿su, su cámara?

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