27/4/09

“visiones y perspectivas culturales de la ciudad de Cúcuta en la actualidad”






Por Javier Ricardo Otero Cadena


Tener en cuenta: Los comentarios y opiniones que se utilizaron en la redacción de este reportaje, no pretenden insultar ni ofender a ciertos grupos sociales aquí mencionados, simplemente son un reflejo de un mal aun mayor, por ende las entrevistas incluidas no representan directamente el pensamiento del autor, solo fueron opiniones de personas inmersas en las expresiones artísticas y que se encuentran aquí utilizadas, solo como soporte académico e intelectual. Agradezco por servirme de muestra de experimentación discusión y crítica a los diferentes géneros musicales aquí mencionados y sus seguidores. Espero además sirvan mis palabras y las de terceros, para lograr una reacción en ustedes, por pequeña que sea, en tanto se cuestionen a si mismos y los contenidos que consumen día tras día.


Vemos a diario cuan ruin se puede volcar una comunidad hacia los banales placeres de la degradación cultural. Lastimosamente en la ciudad de cúcuta se han conformado con ver este panorama los diferentes contradictores de una pseudo cultura musical, cinematográfica y literaria, en donde se ha dejado en un segundo plano la observación y crítica sobre estas problemáticas, que si bien para muchos no representan mayor importancia, si degeneran y trasgreden hacia un atraso del pensamiento, contribuyendo al hundimiento de una “sociedad”.


Me di a la tarea de recorrer diferentes puntos de encuentro para las famosas “rumbas”; y el panorama que pude observar, no es otra cosa más que el despilfarro del tiempo en banales concilios de degradación musical por una parte.


El viernes 24 de febrero, cuando la noche reposaba sobre los hogares cucuteños, la calma y la tranquilidad se anidaba en los diferentes sectores. El estruendo y atronador bullicio propiciado por los bares del C.C. Bulevar ubicado en la av.0 entre calles 11 y 12, confabulaban sus intereses monetarios para destruir el silencio que reposa sobre los que se ven obligados a aguantar sus expresiones pseudo musicales: Algunas de ellas como el Vallenato actual, más conocido como “nueva ola”, las atronadoras rancheras, aquellas que ya carecen de sentido para el pueblo cucuteño y que fuera hurtada a la cultura mexicana, donde cabe resaltar, es una expresión cultural establecida por la historia y sus diversos exponentes. No obstante el panorama que se teje al rededor de estos bares no mejora con sus personajes; desde personas pertenecientes a la clase media alta de la ciudad de Cúcuta, hasta aquellos ávidos de pertenecer a círculos sociales a los cuales no pueden por motivos económicos y que mediante los famosos “pantallasos” (dicese de querer ser visto por los demás en determinados contextos para presumir de su imagen). Además, podríamos decir de estos personajes; que disfrutan de un falso placer, el cual no están en condiciones intelectuales de reconocer y asumir.
Podemos interpretar que sus visiones sobre la cultura se reducen simplemente a quien tenga el mayor bien adquirido según la “cultura local, el que tenga más plata”.


Las historias que pude reconocer abundan y hasta sobran, desde los que parquean sus camionetas con el mejor sistema de sonido posible de adquirir en la ciudad, hasta los que presumen de sus fondos en cuanta charla efímera y carente de sentido pueda haber. Y es que este es uno de los puntos que más me causan desagrado, no es ya suficiente con que estos locales desglosen su ignorancia musical por toda la ciudad, sino que también se convierten en un tormento a domicilio, dado que estos bellacos recorren las diferentes avenidas y calles de la ciudad, presumiendo y regando por cuanto asfalto pasen, los estrepitosos sonidos del Vallenato y las rancheras, por no mencionar aquellos infames, “verdugos del arte” que revientan los vidrios con su amado REGAETON.


No solo me detuve a observar, por fortuita situación, reconocí a un compañero de clases de semestres atrás, el cual me pidió por favor no mencionar en este reportaje, dada las condiciones críticas y acusatorias del mismo; “Todos sabemos que la rumba es algo que nos gusta a todos, y que sagradamente los fines de semana hay que vivirla, además, usted sabe que los amigos y el trago siempre ayudan a pasarla bien, la música es lo de menos, escucho Vallenato porque es lo que colocan y donde está el ambiente, no por más, usted ya me conoce algo”.


Lastimosamente muchos sacrifican sin saberlo, las pocas oportunidades de adquirir una verdadera cultura, de apreciar diferentes géneros reconocidos mundialmente como manifestaciones culturales y de expandir los limites de su pensamiento.


No solo me dediqué a recorrer ciertos lugares donde aflora el Vallenato y el regaeton, gracias a los exponentes de diferentes géneros que pueden ser considerados como “Música”, se abren las puertas y alternativas de escape al estrepitoso retumbar de los degradantes escenarios. Esa misma noche bajé caminando y observando la vida nocturna que a los costados de la Av. 0 se vivitan, hasta una esquina donde dos locales de música alternativa se consolidan; me refiero a “OXONO ROCK BAR” y “ZEPHIA” ambos ubicados uno a tan solo 20 metros del otro, en donde el rock y el “Metal” tienen su espacio. Pero, ¿ si el rock se caracteriza por tener mucho más “ruido” por que habría de ser considerado como música? Es muy fácil: el rock y sus casi interminables ramificaciones constan de una construcción lingüística, fundamentada en la composición musical, me refiero a que el rock en general, presenta en su estructura musical una melódica suma de elementos sonoros imperceptibles al oído común no educado. La creación del elemento letrado es sin duda una expresión del pensamiento, de las circunstancias históricas y de los contextos mundiales y sectarios de determinados países, que pueden ser aprehendidos por diferentes lenguas y sociedades. Temáticas tratadas dentro del rock, aluden a las guerras, los conflictos, la política los diferentes aspectos sociales, los gobiernos, las tiranías, la represión, y en muchos casos, simples pero complejas expresiones del pensamiento de sus creadores, los cuales acuden a una alta gama de instrumentos que permitan dilucidar sus imágenes y sensaciones en un pentagrama y posteriormente en sonidos que solo los amantes dispuestos al amatorio encuentro entre el cosmos y su introspección pueden reconocer.


A los ojos de la sociedad, los rockeros no bajan de una categoría impuesta por los mitos urbanos y masificados por los medios, desde marihuaneros y drogadictos, hasta ladrones y violadores, como tuve el infortunio de ser catalogado un par de veces por personas ajenas a las expresiones culturales alternativas, musicalmente hablando.


Algo muy cierto y que la historia no puede negar, es el uso de diferentes alucinógenos que no fueron tomados para la degradación de la sociedad, sino más bien para la expansión de las experiencias sensitivas que permiten estos elementos, ya sean químicos u orgánicos. En una entrevista al los legendarios THE DOORS (banda exponente del rock psicodelico), uno de sus integrantes, Ray Manzaranek dijo: “utilizamos drogas para expandir nuestros pensamientos e ideas más no para ocultar nuestros miedos y frustraciones” a esto acudo explicitamente, y en las palabras de uno de los más grandes exponentes del rock de los 60s, y 70s que han sido inmortalizados en las cintas, videos y cassettes, para defender y exponer el argumento de cierta música, la cual consta de experiencias totalmente complejas de comprender para los que no poseen una mente abierta a nuevas propuestas en búsqueda de la expresión.


Si bien la mayor parte del rock, tiene una estrecha relación con el uso de las drogas, no todo el que lo escuche esta obligado a pertenecer a esta parte del mundo musical que ofrece el rock; lo digo porque en muchos casos he tenido la oportunidad de compartir noches de música y tragos en este tipo de locales, y no consumen ni un solo cigarrillo, más para la sociedad el hecho de estar entre personas de diferentes estilos de vestimenta y cortes de cabello, no dejan de ser drogadictos y marihuaneros. Me pregunto entonces ¿acaso el alcohol no es el resultado de una composición química , trabajada en los más grandes laboratorios del mundo, en donde empresas multinacionales depositan billones de dolares, y que sus efectos dañinos pueden ser identificados por cada persona en cada hogar, donde matrimonios son destruidos por el consumo del mismo, la perdida de sus empleos, las peleas, los conflictos, el alicoramiento, la destrucción del hígado y los riñones por el consumo excesivo de este producto, sin contar los daños cerebrales que sufren los nervios y la muerte de neuronas, el trastorno digestivo y la perdida de visión progresiva, los cambios de actitud y relación con sus congéneres...? no mis apreciados lectores, tanto el alcohol como la marihuana y las demás drogas, son agentes que llevan al cuerpo a reaccionar de manera diferente ante ciertos estímulos, algunos más satanisados que otros y juzgados por religiones hipócritas y sociedades dictatoriales, carentes de una visión más amplia de los comportamientos del ser.


Saliendonos de este tema, que puede provocar reacciones adversas en gran medida, pasemos a otros focos musicales con los que cuenta nuestra ciudad y que me he permitido acudir en diferentes ocasiones. En búsqueda de alternativas y apreciación de contenidos históricos, se encuentra en el Banco de la República ubicado sobre la Diagonal Santander, diagonal al “famoso ventura plaza” la zona cultural, donde se disponen diariamente a ofrecer dos horas, en donde de manera gratuita se puede apreciar la MÚSICA CLÁSICA con un respectivo tutor (por llamarlo de esta manera) de una gran construcción intelectual y una basta educación, junto con los conocimientos desbordantes sobre este tipo de música, le permiten a los asistentes, no solo escuchar lo que allí se dispone, sino que también se genera un espacio para la discusión de las percepciones individuales sobre tales obras magistrales, Ramón Ruíz, es el encargado de abrir este portal a una sociedad que desprecia y desaprovecha por motivos “desconocidos” estos espacios, que bien son pocos y de gran calidad.


Me he enfocado principalmente en la música, simplemente porque es esta la mayor degradación posible a la vista y al oído que ofrece el común, no dejamos de lado una critica total a la carencia de un conocimiento sobre el cine independiente o también llamado cine arte, a las expresiones literarias que no son cultivadas por los cucuteños, y mucho menos a discusiones que pongan al ser en cuestionamiento.


Nos resta simplemente ser reconocidos a la sombra de la vulgaridad social, y orgullosamente, mentar nuestra incorfomidad ante toda la porquería que discurre la sociedad y el entorno cucuteño del diario vivir; en tanto que esta “comunidad” no reconozca por si misma la necesidad de una transformación cultural, un paso a la verdadera educación, esa que nosotros mismos construimos, un reconocimiento de las artes, como la única salida a tanta degradación, será entonces cuando podamos llamar a este lugar en donde vivimos y algunos intentamos existir: SOCIEDAD.

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